sábado

Yvymarae´ÿ

Los guaraníes necesitaban, perentoriamente, encontrar la Tierra Sin Mal . Que no es un lugar físico como se cree, si bien se supone que tiene existencia en una realidad física, y puede encontrarse sin morir (no es como el paraíso cristiano). La Tierra Sin Mal es un estado de un individuo o un grupo. Un estado que se obtiene a través de la acumulación de energía. Este estado se llama Agujé y cuando uno llega a él, el daño (lo malo) "no lo alcanza". Cuando una persona o grupo llegan a este estado pueden desaparecer de este mundo (también pueden permanecer), pueden incluso quedarse en este mundo durante mucho más tiempo que un simple mortal. Existen muchos ejemplos de personas que alcanzaron el aguyé (véase Curt Nimuendaju en Brasil o el Capitán Chikú en Argentina).

Ahora bien, la búsqueda del agujé para llegar a la Tierra Sin Mal, guiaba —y guía— la vida cotidiana de los guaraníes (guaraní no es solo el pueblo originario, sino también el miembro de su religión). Hay muchos caminos para lograrlo y uno de ellos es sin duda, arrebatárselo a quien ya lo tiene. Los grandes guerreros acumulan gran cantidad de energía fruto de sus hazañas, y por lógica es posible tomarla de ellos —a través de la astucia y la fuerza— indistintamente. El ciclo de guerras entre guaraníes antiguos, demuestra que ellos jugaban un juego para obtener poder con el fin de Cruzar el Umbral hacia la Tierra Sin Mal. La energía se acumula en las dos almas de la persona (el ser espiritual —la palabra— y el alma animal, la sintaxis o el ciclo vital) y por supuesto también en su cuerpo percibible. Comerse la carne de un guerrero no es más que el fin de un festín energético que comienza mucho antes del acto físico de comer, comienza por ejemplo, hablando, invocando, cantando, festejando la próxima ingesta del poder acumulado en la personalidad del otro.

De hecho, cuando capturaban un guerrero, éste no escapaba, vivía libre en la aldea de sus captores, engendraba un hijo con alguna mujer de sus futuros devoradores, le cambiaban de nombre (se pasaba a llamar "Futura Comida") y en definitiva se paseaba libre por la aldea, hasta que un año después moría en combate —él, sólo, atado a un pie, contra todos los guerreros que lo habían capturado. No huía, porque al aceptar su destino, seguía su lucha por conservar poder, hasta el final. Jugaba su carta a traspasar el umbral luchando (llevándose su poder o tal vez "llevado" por su poder, conseguía el aguje (o no) en un juego de paciencia y entrenamiento físico. Si perdía, sus captores se llevaban la energía y el podía volver en su hijo (creían en la reencarnación) y seguir buscando el aguje a través de ese juego —ahora emparentado a sus devoradores. Si ganaba, llegaba a la Tierra Sin Mal.




fuente:Wikipedius

2 comentarios:

Rogelio Ferreyra dijo...

Que grosso pasar a llamarte "Futura comida".
Me imagino a los vecinos saludándote "¿Eh, Futu!! ¿como va?".
"Jajaj, bien, bien... (la concha de tu madre...)".
No consigo terminar de imaginármelos tan aceptadores de su destino.
La imagen que yo vi de la muerte ritual tiene al tipo atado de la cintura con dos sogas que tiran en direcciones opuestas, de manera que no puede realmente liberarse ni defenderse, y se le acerca uno con flor de maza.
Tanto recaudo me hace pensar que a)- eran muchachos precavidos.
b)- alguna razón tendrían.

48hs dijo...

Ahora tengo miedo cuando mi madre (de sangre guaraní) me motiva a alimentarme, y ni hablar cuando se confunde mi nombre y me dice "futu"...

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