miércoles

Cuando se miró al espejo, no se reconoció y saludó.

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El humor de Baudelaire forma una parte interesante de su concepción de dandysmo. Es sabido que para él, "la palabra dandy implica una quintaesencia del carácter y una sutil inteligencia de todo el mecanismo moral de este mundo". Nadie mejor que él se ha preocupado en definir el humor en oposición a alegría trivial o al sarcasmo corrosivo en lo cuales suele reconocerse el "espirit français". (...)
En Baudelaire, los cuidados de tocador testimoniarán por sí solos aquella toma de posición que prevalecerá sobre todas las vicisitudes de la fortuna, a través de la peluca verde exhibida en el Café-Richie, hasta la boa de plumas escarlata, adorno supremo de los días infortunados. Sus insultos, sus fantasiosas confidencias en público obedecen a un deseo de chocar, de molestar, de sorprender ( a quemarropa a Nadar "¿No probarías conmigo los sesos de los niños? Deben tener gusto a avellana"; a un transeúnte que acababa de rechazarle fuego para no hacer ceniza de su cigarro "Perdón, Señor ¿Sería tan amable de decirme su nombre? -Me gustaría conocer el nombre que quiere conservar sus cenizas."; a un burgués que elogiaba los méritos de sus dos hijas "¿Cuál de ambas jóvenes destina a la prostitución?"; a una jóven en una cervecería: "Señorita, usted que está coronada por espigas de oro y que me escucha con los dientes tan bonitos, me gustaría morderla ...me gustaría atarle las manos y colgarla por las muñecas del techo de mi habitación; entonces me arrodillaría y besaría sus pies desnudos.")
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André Breton sobre Charles Baudelaire en "Antología del Humor Negro"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigmund Freud, en su fenomenal ensayo "Lo siniestro", relata un suceso idéntico al del título de esta entrada, con la diferencia de que se asustó al ver a un anciano en el baño -y se asustó más al darse cuanta de que se trataba de él mismo-. De esa experiencia parte su análisis del concepto de lo siniestro, uno de los textos más literarios de un teórico que escribía muy pero muy bien.

Anónimo dijo...

mmmm que rico

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