sábado


"La elección de té y agua de manantial es un arte. Doy aquí un ejemplo de un sabio de comienzos de siglo XVII, Chang Tai, quien escribió así acerca de su arte de probar el té y el agua del manantial, gran conocedor de ambas cosas y con pocos rivales en sus tiempos:

Chou Molung me hablaba a menudo en términos entusiastas acerca del té de Min Wenshui. En septiembre de cierto año fui a su ciudad, y cuando llegué fui a visitarle. Era ya tarde, y Wenshui no estaba en casa. Volvió tarde, y advertí que era un anciano . Acabábamos de iniciar la conversación cuando se levantó de pronto y dijo que había dejado olvidado el bastón, y salió otra vez. Yo estaba decidido a no perder la oportunidad de conversar con él, de modo que esperé. Al cabo de un largo rato, Wenshui regresó, ya de noche, y me miró diciendo: "¿Todavía está usted aquí? ¿Para qué quiere verme?" Yo le contesté: "Tanto tiempo hace que oigo hablar de usted que estoy decidido a beber algo con usted antes de irme. " Wenshui quedó complacido, y después se levantó para preparar personalmente el té. En un momento asombrosamente corto lo tuvo listo. Luego me condujo a una habitación donde todo era aseado y limpio, y vi más de diez clases de vasijas de Chingch´i y tazas de Hsüanyao y Ch´engyao, todas muy raras y preciosas. A la luz de lámpara vi que el color del té no se distinguía del color de las tazas , pero me llegó a la nariz una fragancia maravillosa, y me sentí enormemente feliz. "¿Qué té es este?" pregunté "Langwan", respondió Wenshui. Lo probé otra vez y dije: "No me engañe usted. El método de preparación es Langwan, pero las hojas de té no son Langwan". Sonriente pregunto Wenshui : "Entonces ¿qué es?" Volví a saborearlo y dije: "¿Porqué tiene un sabor al té Lochieh?" Wenshui quedó asombrado por mi respuesta y dijo "¡Maravilloso! ¡Maravilloso!" Volví a preguntar: "¿Qué agua es?" Y él dijo: "Huich`üan" Yo insistí: "No trate de engañarme. ¿Cómo es posible traer agua de Huich`üan, tan distante, y después de la conmoción del camino hacerle conservar su agudeza?" Entonces Wenshui declaró: "No trataré de engañarle más. Cuando traigo agua de Huich`üan, cavo un pozo y espero de noche hasta que llega la nueva corriente, entonces la recojo. Pongo una cantidad de rocas de la montaña en el fondo de la jarra, y durante el viaje sólo permito que se navegue con el viento, sin remar. Por eso el agua mantiene toda su agudeza. Esta agua pues, es mejor que el agua ordinaria de Huich`üan, para no hablar ya del agua de otros manantiales." Repitió entonces: "¡Maravilloso!¡Maravilloso!" y con la última palabra se marchó de nuevo.(...)


Este arte ha desaparecido casi completamente, salvo entre unos pocos conocedores y amantes del té. Solía ser muy difícil conseguir té en los ferrocarriles nacionales chinos, aún en los vagones de primera clase, dónde se servía, con leche y azúcar, el té Lipton, probablemente el más desagradable para mi paladar. Cuando Lord Lytton visitó Shangai se le agasajó en casa de un chino rico y famoso. Pidió una taza de té chino, pero no pudo conseguirla. Se le sirvió té de Lipton, con leche y azúcar ."


Lin Yutang "Mi Patria y Mi Pueblo"

lunes

Se Vende

Venden el "principado" de Sealand, una isla artificial que se presenta como el país más chico del mundo

Tiene apenas poco más de 500 metros cuadrados. Está en medio del mar, a unos 10 kilómetros de la costa británica. Y se puede llegar hasta la isla artificial sólo en helicóptero o en barco. No tiene muchas comodidades y suele estar habitada por no más de una decena de personas, pero sus propietarios aseguran que se trata del país más pequeño del mundo.


Las características corresponden al "principado" de Sealand, establecido a fines de los sesenta por un ex mayor del Ejército inglés que decidió ocupar una antigua base naval de la Segunda Guerra Mundial que en ese entonces se encontraba allende los límites del mar británico y proclamarse soberano de ese territorio. Ahora su hijo y heredero Michael decidió poner en venta la isla artificial.

El "principado" de Sealand, a siete millas náuticas (unos 10 kilómetros) de la costa británica de Sufolk, tiene desde 1975 su propia Constitución. También tiene su bandera y escudo y acuña sus propias monedas. Sin embargo, no es reconocido como Estado por ninguna nación del mundo.

Su joven historia se remonta a la segunda guerra mundial, cuando fue construida como parte de una base sobre dos enormes pilotes de cemento. Abandonada, en 1967 fue ocupada por el ex mayor británico Roy Bates, que llegó con su familia y quien se proclamó soberano absoluto del territorio, nombrándose a sí mismo "príncipe de Sealand".

Según la historia oficial de la isla, al año siguiente protagonizó su primer conflicto armado, cuando el "principado" debió realizar disparos de advertencia ante buques británicos que se acercaban a la base y amenazaban con "invadir su soberanía marítima". El "príncipe Roy" fue acusado ante la Justicia británica, que dictaminó que el caso estaba fuera de su jurisdicción (entonces la soberanía marítima llegaba a tres millas, algo menos de cinco kilómetros, de la costa y no de 12 como ahora), reconociendo "de hecho", según los habitantes de la base, la soberanía isleña.

Siempre según la historia oficial, en agosto de 1978 enfrentó otra amenaza: un holandés llegó representando a un alemán que supuestamente quería hacer negocios, pero tomaron el poder por la fuerza. Pero el "príncipe" pudo recapturar la isla y hacer a los invasores "prisioneros de guerra". Más tarde los liberó, pero uno de ellos habría vendido luego numerosos pasaportes falsos que hacen que hoy existan más de estos que de los oficiales.

La isla artificial está muy alejada del sueño de playas blancas, brisa suave, palmeras y árboles frutales, aunque sí ofrece una amplia vista del mar. Sus alojamientos son barracones de acero asediados por el ruido permanente de los generadores.

Quizás por eso, Michael, quien heredó el título de príncipe de su padre cuando este estaba ya muy enfermo para serlo, pasa la mayor parte del tiempo en tierra firme y, según declaraciones al periódico británico The Times , pretende vender la isla a un precio que todavía desconoce. "Se han mencionado cifras astronómicas, pero veremos que es finalmente lo que se nos ofrece", menciona, seguramente ilusionado aunque quizás resignado a que su principado no valga tanto como algunos suponen.



Fuente: clarin.com

(Creo que si tuviera la posibilidad de fundar una micro Nación, me jugaría un poco más con el nombre. Como esa base en la antártida oriental que se llama Novolazarevskaya )



40º

(hoja rescatada tras su desprendimiento y vuelo hacia la "pileta")



"Debe haber sido cuando era chiquita. Solamente sé que había una caja de lata, naranja o roja o dorada, de chocolate, de bizcochos, de dulce, que tenía un paisaje arriba, en la tapa, con un lago todo de color ámbar y en el lago unos barcos, con unas lanchas, unos veleros, que iban de un lado a otro y tenía nubes color de opalo y las olas se veían navegar tan suavemente, tan lentas y todo estaba tranquilo que daba gusto vivir allí, no en las lanchas sino en la orilla, en el borde de la caja de dulces, allí sentada viendo los botes amarillos y el lago tranquilo amarillo y las nubes amarillas. Me regalaron la caja una vez que yo estaba enferma y debí haberme quedado con ella en la cama, poque soñaba que estaba en el paisaje y a menudo sueño con eso todavía. Había una canción que cantaba mi madre que decía, suelta el remo batelero, que me inspira tu manera de remar (luego había una desagradable discusión entre la bella mujer enamorada y este batelero que no quería soltar el remo por miedo a naufragar, pero esa parte ya no la oía, porque me quedaba dormida antes y aunque no me quedara dormida, de todas maneras no la oía) y yo oía y oía la canción y me parecía que estaba allá en el borde del lago viendo botes ir y venir sin ruido en esta calma eterna."

(página 133 de Tres Tristes Tigres de G. Cabrera Infante.)

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