domingo

La espera

Barthes, Roland . Fragmentos de un discurso amoroso.

ESPERA: Tumulto de angustia suscitado por la espera del ser amado, sometidas a la posibilidad de pequeños retrasos (citas, llamadas telefónicas, cartas, atenciones recíprocas)

1.Espero una llegada, una reciprocidad, un signo prometido. Puede ser fútil o enormemente patético: en Erwartung (Espera), una mujer espera a su amante, por la noche, en el bosque; yo no espero más que una llamada telefónica, pero es la misma angustia.Todo es solemne: no tengo sentido de las proporciones.

2. Hay una escenografía de la espera: la organizo, la manipulo, destaco un trozo de tiempo en que voy a imitar la pérdida del objeto amado y provocar todos los efectos de un pequeño duelo, lo cual se representa, por lo tanto, como una pieza de teatro.
El decorado representa el interior de un café; tenemos una cita y espero. En el prólogo, único actor de la pieza (como debe ser), compruebo, registro el retraso del otro; esa demora no es todavía más que una entidad matemática, computable (miro mi reloj muchas veces); el prólogo concluye con una acción súbita: decido "preocuparme", desencadeno la angustia de la espera. Comienza entonces el primer acto; está ocupado por suposiciones: ¿ Y si hubiera un malentendido sobre la hora, sobre el lugar? Intento recordar el momento en que se concretó la cita, las precisiones que fueron dadas. ¿Qué hacer (angustia de conducta)?¿Cambiar de café?¿Hablar por teléfono?¿Y si el otro llega durante esas ausencias? Si no me ve lo más probable es que se vaya, etc. El segundo acto es el de la cólera; dirijo violentos reproches al ausente: Siempre igual, él (ella) habría podido perfectamente...", "El (ella)sabe muy bien que..." ¡Ah, si ella (él) pudiera estar allí! En el tercer acto, espero (¿obtengo?) la angustia absolutamente pura: la de abandono acabo de pasar en un instante de la ausencia a la muerte; el otro está como muerto: explosión de duelo: estoy interiormente lívido. Así es la pieza; puede ser acortada por la llegada del otro; si llega en el primero, la acogida es apacible; si llega en el tercero, es el reconocimiento, la acción de gracias: respiro largamente, como Pelléas saliendo del túnel y reencontrando la vida, el olor de las rosas.

(La angustia de la espera no es continuamente violenta; tiene sus momentos apagados; espero y todo el entorno de mi espera está aquejado de irrealidad: en el café, miro a los demás que entran, charlan, bromean, leen tranquilamente: ellos, no esperan.)

3. La espera es un encantamiento: recibí la orden de no moverme. La espera de una llamada telefónica se teje así de interdicciones minúsculas, al infinito, hasta lo inconfesable: me privo de salir de la pieza, de ir al lavabo, de hablar por teléfono incluso (para no ocupar el aparato) sufro si me telefonean (por la misma razón); me enloquece pensar en la hora cercana será necesario que yo salga, arriesgándome así a perder el llamado bienhechor, el regreso de la Madre. Todas estas diversiones que me solicitan serían momentos perdidos para la espera, impurezas de la angustia. Puesta que la angustia de la espera, en su pureza, quiere que yo me quede en un sillón al alcance del teléfono, sin hacer nada.

(...)

5. "¿Estoy enamorado? - Sí, porque espero." El otro, él, no espera nunca. A veces, quiero jugar al que no espera; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre pierdo a este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso, exacto, es decir, adelantado. La identidad fatal del enamorado no es más que ésta: yo soy el que espera.

(...)


6.Un mandarín estaba enamorado de una cortesana. "Seré tuya, dijo ella, cuando hayas pasado cien noches esperándome sentado sobre un banco en mi jardín, bajo mi ventana." Pero, en la nonagésimo novena noche, el mandarín se levanta, toma su banco bajo el brazo y se va.


miércoles

Septiembre

"...Cuando todo se había vuelto totalmente inmóvil, él yacía boca arriba y evocaba la única imagen, rodeaba a sus sonriente víctima con ocho manos que se convertían en ocho tentáculos pegados a cada detalle de la desnudez de la niña, y por fin él se disolvía en la niebla negra y la perdía en la oscuridad, y la oscuridad se desparramaba por todas partes, y era la oscuridad de la noche en su cuarto solitario..."


"El Hechicero" Vladimir Nabokov.



"...-¿Buscas cangrejos?-dijo Medardo-.Yo, pulpos- y me mostró sus presas. Eran grandes pulpos marrones y blancos. Estaban cortados en dos de una estocada, pero seguían moviendo los tentáculos.

-Ojalá se pudieran partir todas las cosas enteras.- dijo mi tío tumbado de bruces en la roca, acariciando aquellas convulsas mitades de pulpo-, así cada uno podría salir de su obtusa e ignorante integridad. Estaba entero y todas las cosas eran para mí naturales y confusas, estúpidas como el aire; creía verlo todo y no veía más que la cáscara. Si alguna vez te conviertes en la mitad de ti mismo , muchacho, y te lo deseo, comprenderás cosas que escapan a la normal inteligencia de los cerebros enteros (...). Y también tú querrás que todo esté demediado y desgarrado a tu imagen, porque belleza y sabiduría y justicia existen sólo en lo hecho a pedazos..."



El Vizconde Demediado. Italo Calvino.



"...Ahora, Joey, voy a ponerme serio durante un momento. Te voy a decir algunas palabras acerca del aeroplano, de esa obsesión por el aire que parece haberse apoderado de los norteamericanos, agarrándolos de las bolas. Quiero preguntarte qué significa este asunto de volar a la Luna, a Marte o a Júpiter. Me pregunto muy seriamente si esta manía voladora no es síntoma de angustia grande y muy real, sino significa algo más que una mera conquista del aire, como la llaman. (...) El aviador se eleva sobre la tierra y gira con la tierra, o casi. Se desplaza junto con las estrellas en una nueva dimensión, o tiene la ilusión de hacer así. Experimenta una sensación de poder, no como en otros tiempos-en su contacto con la tierra- sino al liberarse de la tierra. Esto es peligroso. Dentro de otros cien años volverá a pensar astrológicamente. Habrá desarrollado el sentido del vuelo, se embriagará de sensación de cosmos, de nuevas ideas de tiempo-espacio, tal como Europa se embriagó con el descubrimiento de América. Se dirá a sí mismo que su ambición es llegar a la Luna, a Marte o a Júpiter, pero jamás llegará a Luna; llegará de vuelta a sí mismo, al hombre, a un nuevo furor de actividad creadora.

Nueva York ida y vuelta. Henry Miller.










domingo

Ella y el Scat


One Note Samba. 22 de junio de 1969

miércoles

A ella se le cierran los ojos mientras baila,
es inconsciente,
después de tomar o fumar,
se le cierran los ojos.
Y baila.
Usa las manos,
se mueve lento,
como si fuera líquida.


Si alguien le habla,
afirma sin escuchar.
Es que algo
la lleva a pensar
en no tantas cosas
como los demás.

martes

A partir de ahora voy a tratar de subir cosas más prolijas, ordenadas y viscerales.


I
Tus manos
son el resumen del todo,
de ellas sale el deslizamiento
que acompaña al aire.


II
Colgado de la levedad
está el hilo que te mueve.


III
Movimiento perfecto del sonido
-una disonancia arrogante
y todo se vuelve a juntar-

IV
Recreo del silencio
oblicuidad del tiempo.

lunes




Greco, Alberto. Fiesta

sábado

Yvymarae´ÿ

Los guaraníes necesitaban, perentoriamente, encontrar la Tierra Sin Mal . Que no es un lugar físico como se cree, si bien se supone que tiene existencia en una realidad física, y puede encontrarse sin morir (no es como el paraíso cristiano). La Tierra Sin Mal es un estado de un individuo o un grupo. Un estado que se obtiene a través de la acumulación de energía. Este estado se llama Agujé y cuando uno llega a él, el daño (lo malo) "no lo alcanza". Cuando una persona o grupo llegan a este estado pueden desaparecer de este mundo (también pueden permanecer), pueden incluso quedarse en este mundo durante mucho más tiempo que un simple mortal. Existen muchos ejemplos de personas que alcanzaron el aguyé (véase Curt Nimuendaju en Brasil o el Capitán Chikú en Argentina).

Ahora bien, la búsqueda del agujé para llegar a la Tierra Sin Mal, guiaba —y guía— la vida cotidiana de los guaraníes (guaraní no es solo el pueblo originario, sino también el miembro de su religión). Hay muchos caminos para lograrlo y uno de ellos es sin duda, arrebatárselo a quien ya lo tiene. Los grandes guerreros acumulan gran cantidad de energía fruto de sus hazañas, y por lógica es posible tomarla de ellos —a través de la astucia y la fuerza— indistintamente. El ciclo de guerras entre guaraníes antiguos, demuestra que ellos jugaban un juego para obtener poder con el fin de Cruzar el Umbral hacia la Tierra Sin Mal. La energía se acumula en las dos almas de la persona (el ser espiritual —la palabra— y el alma animal, la sintaxis o el ciclo vital) y por supuesto también en su cuerpo percibible. Comerse la carne de un guerrero no es más que el fin de un festín energético que comienza mucho antes del acto físico de comer, comienza por ejemplo, hablando, invocando, cantando, festejando la próxima ingesta del poder acumulado en la personalidad del otro.

De hecho, cuando capturaban un guerrero, éste no escapaba, vivía libre en la aldea de sus captores, engendraba un hijo con alguna mujer de sus futuros devoradores, le cambiaban de nombre (se pasaba a llamar "Futura Comida") y en definitiva se paseaba libre por la aldea, hasta que un año después moría en combate —él, sólo, atado a un pie, contra todos los guerreros que lo habían capturado. No huía, porque al aceptar su destino, seguía su lucha por conservar poder, hasta el final. Jugaba su carta a traspasar el umbral luchando (llevándose su poder o tal vez "llevado" por su poder, conseguía el aguje (o no) en un juego de paciencia y entrenamiento físico. Si perdía, sus captores se llevaban la energía y el podía volver en su hijo (creían en la reencarnación) y seguir buscando el aguje a través de ese juego —ahora emparentado a sus devoradores. Si ganaba, llegaba a la Tierra Sin Mal.




fuente:Wikipedius

Dos días o más

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